jueves, 27 de agosto de 2020

Lágrimas de tinta negra

 


Anda libre el amor en el aire

sin muralla que lo detenga,

por entre las briznas de hierba

o gestando el sendero del caminante,

bajo la mirada de las estrellas

y sobre los mares y océanos..


Hay solo una mujer en el mundo para este poeta, 

en su pupila adivino la tormenta,

y al cálido abrazo de primavera bella,

al amparo de un beso tierno,

muere de amor el que de versos llena las siestas.


Fuera de toda ciencia o razón alguna,

es más hechizo de copa mágica

que prodigio de acertada pluma.

Pues el fervor que brota de la punta de su cresta

es basto y mi verso falto de gracia,

o de floridas rimas, consonancias y ritmos,

pues no es si no por ella que mi poesía embelesa.


Me llevo tus lágrimas como tinta para mis versos,

pigmentadas de rímel y de agua salada

para conjugar con ellas todos los verbos,

y esos adjetivos que solo tus contornos me dicten.

Así haré la amada ruta de cuerpo con mis palabras sinceras,

pues, sólo con decir tu nombre ya manan diccionarios enteros.

Quizás sean los frutos de tus besos 

o la alquimia de tu ternura,

o tal vez sea la magia del perfume del enebro sobre tu cuerpo.



domingo, 16 de agosto de 2020

Poeta y poesía

 



¿Para qué gritar tu nombre al viento?
Si rememorar tu sonrisa,
tus ojos,
tus labios,
ya es perderlo todo en la bruma...
Las sabanas vacías lo afirman.
Las horas inciertas lo confirman.
Madrugadas perdidas son mis pensamientos.
Dar vueltas en la cama,
sufrir mis insomnios llenos de recuerdos.
El silencio,
el tic tac del reloj rebotando en las paredes,
tu voz que no es ya más que un susurro lejano,
tu ausencia,
mi dolor.
¿Quién se fijará mañana en mis ojeras?
O en ese andar taciturno,
lento,
perdido,
cansado de tanto saltar abismos...
¿Y la sal en mis mejillas?
¿Quién me preguntará por ella?
¿Quién me dirá que se me escapa la vida?
Quizás esta distancia maldita
me vuelva eternamente inhabitable.
Pero así es la vida del poeta,
así su poesía...

sábado, 15 de agosto de 2020

Carta de un poeta cansado


Sueños que revelan pausadas madrugadas. Silencios que se esconden entre susurros que son frases muertas. Tú verdad no es la mía. Las rendijas de los cristales rotos nunca fueron puertas abiertas a mi mundo. ¿Qué sabrás tú de mi vida?

Sigue masticando despedidas. Yo desapareceré rotundo, como el humo de la chimenea perdiéndose en el cielo gris de cualquier invierno. Me voy, vete, aunque ya no estás desde hace tiempo.

No recuerdo ni tu nombre, te llamaré veneno del recuerdo que me clava tu olor en la memoria como un candente hierro. Anda, huye, aléjate veloz, pero no me busques más, no quiero saber de ti, ni de tus ojos mirándome como cielos abiertos, dejándome en la pupila el único sabor dulce que recuerdo de ti.

Eres un piélago de incongruencias y solo una verdad, pero ya no eres, no existes, no hay rincón de mi vida que te recuerde. Déjame soñar con maravillas, márchate y permíteme abrazar tu ausencia llena de paz. Llévate tras de ti tus dudas; tus reproches constantes. ¿Acaso es mentira?

Exhibe tu triunfo y haz de él mi derrota, y siéntete orgullosa, aunque tus manos estén manchadas de ilusiones rotas. ¿A qué esperas? Deja de clavarme el puñal de tu recelo. Márchate, o haz lo que te de la gana, ya todo da lo mismo. Formas parte de un instante  alquitranado de olvido en mi memoria.

Qué pena que no fueras capaz nunca de posicionarte tú misma en cualquier otra circunstancia que no sea la tuya. Nunca he conocido a una persona más desconfiada que tú;  con mucho ingenio, pero con poca empatía, incapaz de aprovechar lo que el destino le ofrece, ingenua respecto de esta carencia, sincera, y aún así injusta en minucias, tozuda y creadora de fantasmas absurdos que ni siquiera contrasta con la realidad. Porque para ti todo han de ser mentiras.

No tienes la menor sensibilidad para dar, pero siempre queriendo recibir, careces de espíritu,  eres incapaz de amar de verdad. Quizás tengas el carácter de un gato; depredadora disfrazada de animal doméstico. No reconocerías la nobleza en otra persona aunque te dieras de bruces con ella. Egoísmo infantil es lo que llevas. Sin amor aunque te definas enamorada. Con necesidad de expansión de todo lo que tú crees representar. Astuta, sí, y llena de autodominio, pero vacía, de ahí todas esas dudas.

Me voy, estás avisada, mi vuelo sale esta noche, no sé si me dejo algo más en el tintero, no obstante, creo suficiente todo lo que he dicho. No espero saber nada de ti, como tú ya no sabrás nada más de mí. Sin embargo, antes me gustaría decirte que todo lo que te desprecio es por todo lo que te amé, y que tú jamás creíste ni supiste apreciar.

jueves, 13 de agosto de 2020

Esta tarde quiero

 


Esta tarde quiero ser viento, 

quiero ser balada de amor,

quiero ser tiempo,

no quiero ser olvido.

Esta tarde quiero abrazarte muy fuerte.

Quiero beber de tu boca

hasta ahogarme en tus suspiros,

hasta inhalar tu tranquilidad.

Hasta morir envuelto en tu aliento.


Esta tarde quiero ser yo, pero contigo.

Esta tarde quiero ser amor, quiero ser deseo,

quiero ser razón para prenderme en tu cuerpo

y colgarme de tus pechos.

Esta tarde quiero provocar tus curvas.

La belleza de tu piel desnuda,

el resplandor de tu sonrisa más bella.

Porque esto trata de ti.

De ti, de mí y de esta tarde.

Por ello esta tarde quiero ser noche.

Esta tarde quiero ser tú.


martes, 11 de agosto de 2020

El hombre del espejo


Soy yo. Ese que veo cuando me miro en el espejo. El que siempre permanece callado observando e imitando los movimientos que yo mismo hago para reconocerme. Tengo miedo de cerrar los ojos, porque entonces no me veo y me podría permitirme ciertas licencias. ¿Y si tratase de abstraerme de todo aquello que no me gusta y aprovechando ese instante pudiera cambiar mi vida?

Soy yo, sí, y lo sé, esa silueta que veo algunas noches de luna llena asomada al lago de mi conciencia obscura. Y lo malo es que me gusta imaginar que mi vida se compone de una secuencia de momentos repetitivos, como si de un continuo déjà vu se tratara, me deslizo con movimientos suaves, acompasados, como siguiendo el ritmo del preludio de Johann Sebastian Bach. Podría caminar por el agua. Porque soy mi otro yo, el de la mirada perdida en otros mundos, el de la media sonrisa que se torna en mueca, según los atardeceres que acudan a mi ventana.

Soy un actor dentro de una película en blanco y negro, con cigarrillo de marihuana al borde de los labios. Soy el hombre que se rodea de mujeres, pero malvive huérfano de abrazos. Soy ese ingenuo que cree en el amor por encima de la razón. Aquel que perdió la cordura de golpe, tras casi perder la vida una madrugada cualquiera.

Soy el que camina descalzo por los montes escarpados de mi infancia lejana. El que habla con el cielo estrellado desde los acantilados donde se derrumba la soledad en sombras. Soy el que se aferra a los recuerdos desgarradores y adopta las penas sin dueño. Soy el que dio un beso a una chica por primera vez a los diez años y desde entonces no ha dejado de darlos. No es un vicio. Responde a un orden natural de búsqueda, no a un impulso.

Sí, lo confieso, he roto unos cuantos corazones equivocados. Y he perdido algún que otro tren, pero no quiero acabar cogiendo el primer coche que me pare haciendo autostop. He visto trescientos amaneceres seguidos sin dormir y ahora estoy cansado, quiero dormir quinientas noches, hasta que la princesa esperada anti-encantamientos me despierte para entregarme su amor y mostrarme el mío.

Puedo decir que reí mucho, pero aún lloré más. Lloré por dolor, por miedo, por alegría, por despedidas, por muertes, lloré hasta por nada, solo por ver si esto me humanizaba. Por eso, hoy, puedo decir que soy el testimonio de un pasado que recuerdo con nostalgia, pero sin ganas de volver a vivirlo. No echo de menos nada, porque a pesar del paso del tiempo, sigo reconociéndome en los espejos y eso, me guste o no, es la única realidad a la que me puedo agarrar; eso soy yo.

jueves, 6 de agosto de 2020

¿Hacia la III República española?



El mayor desafío que la historia nos propone hoy es encontrar un modelo diferente de país. Con un horizonte de crecimiento, progreso y bienestar para todos. Este reto es posible a pesar de los graves actos de corrupción que hemos sufrido, con la monarquía a la cabeza, a pesar de la crisis sanitaria que que el Covid-19 nos está imponiendo, y a pesar también de las posibles consecuencias económicas que todo esto provoca. Hay que ser valientes, pues se requieren medidas transversales con un único objetivo: derrumbar las murallas levantadas por todos estos años de incompetencia y robo, generar empleo de calidad, mayores ingresos para la población, mejoras sanitarias y educativas...

Como todo en esta vida, entiendo que hay algunos que aún están en contra del cambio, el miedo es libre, pero creo igualmente que, en una democracia moderna en la que hay diferencia de opiniones, un referéndum debería ser la opción elegida para ver si este pueblo quiere o no un nuevo sistema político más equitativo, más avanzado y mejor diseñado para los nuevos tiempos y, solo la voz del pueblo es legítima para expresar este hecho. Porque, por encima de todo, esta voz es la más soberana.

Y esto no es solo un dato, lo verdaderamente relevante es someter a consulta si existirá mañana una monarquía manchada parlamentaria o una república nueva y entusiasta, y como digo, solo la expresión popular es legítima para que se conozcan y disipen estas dudas. 
Así, la ciudadanía votará por la mejor forma de diseñar una renovada España, al margen de los resultados que pudieran derivarse de esta consulta.

Silenciar esta voz no tiene ningún sentido. Los buenos dirigentes están para resolver controversias y tomar decisiones a corto plazo, ya habrá tiempo después para valorarlas a  largo plazo.

Es un hecho ineludible, la monarquía permanece en su trono de oro con esa función irrelevante dentro de nuestra democracia que solo sirve para mantener sus estómagos llenos mientras las colas del hambre crecen. Y el pueblo español está cada vez más concienciado de que se le está robando esa competencia fundamental que es la soberanía que realmente ostenta, y lo dice la Constitución, no yo. Tenemos un derecho que nadie nos puede quitar, y es el de poder elegir a través de los cauces democráticos del sufragio a la persona que queremos ostente la Jefatura del Estado.

El movimiento republicano en España está creciendo de un modo exponencial, y los poderes fácticos se van a ver obligados a ceder. pero aún quedan demasiadas presiones que lo impiden, pues el poder Ejecutivo tiene la potestad de implementar medidas que van siempre en contra de los intereses de la ciudadanía.

Dicho esto, ¿por qué no pensar que nos acercamos a unos tiempos semejantes a los que precedieron a la primavera de 1931? Aquellos que propiciaron la transformación pacífica del Régimen Monárquico del libertino Alfonso XXIII, tan semejante a su nieto Juan Carlos I, en otro Republicano cuya consecuencia sea la modernización de un país tan castigado desde el sedicioso levantamiento anticonstitucional y antidemocrático del general Franco, que tantos signos de agotamiento muestra ya, desde la estructura territorial del Estado, hasta el diseño y contraposición del sistema de clases sociales que lo integran. De ahí ese miedo visceral que algunos poderes muestran ante esos nuevos colectivos en la arquitectura social que buscan una solución a los enfrentamientos antagónicos que no pueden seguir existiendo como tales a estas alturas.

Somos muchos millones ya de españoles de origen no catalán los que también sentimos la necesidad de una república como algo ineludible de, cuando menos debatir, y esto es democracia, y esto es ser español, y europeo, pero también universal, porque en esto consiste ubicarse en un marco de un Estado Español republicano y federal. 

sábado, 1 de agosto de 2020

La decadencia monárquica



La Constitución española de 1978 proclama la irresponsabilidad e inviolabilidad del Rey. Pero un análisis de los recientes acontecimientos sabidos por todos a partir de las demandas presentadas contra el rey emérito Juan Carlos I nos debería hacer cuestionar esta prerrogativa enunciada en el artículo 56.3 de la Carta Magna, así como su posible colisión con muchos derechos fundamentales.

Los aforamientos se deben a un sistema de protecciones y favores que permite a algunos tener ciertos privilegios judiciales, a diferencia del resto de españoles. Por eso, se debe acabar ya con la idea de aforamientos desde las comunidades autónomas y el Estado. Y sobre todo, es necesaria una reforma constitucional para eliminar el privilegio judicial más grave de todos, la ausencia de responsabilidad del Rey, establecida en el artículo 56.3 de la Constitución, como antes mencionaba, es patético que  en pleno siglo XXI, la justicia se siga administrando bajo la fórmula arcaica de «en nombre del Rey». La justicia emana del pueblo, por si alguien no se ha enterado. 

Los negocios de esta monarquía corrompida la convierten en una institución no idónea para nuestra democracia. Los Borbones se han enriquecido a costa del pueblo español, y son una figura impuesta por la dictadura. 

Juan Carlos I, aún a día de hoy y a pesar de su abdicación, continúa disfrutando de un estatus especial financiado con los Presupuestos Generales del Estado. ¿De verdad somos tan tontos como pueblo los españoles, o quizás, son esos intereses políticos que algunos partidos tienen pendientes los que soportan esta tara, mientras millares de españoles hacen cola en los bancos de alimentos?

España cada vez tiene más dudas sobre un sistema que lleva décadas sin rendir cuentas. 
y la gestión de Felipe VI tampoco es que arroje mucha más transparencia, el actual rey y toda su familia siguen disfrutando de unos privilegios adquiridos solo por mandato sanguíneo. Quizás sea el momento de decir basta, y como soberanos que somos, como pueblo empoderado, exigir un referéndum. 

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