Vienen nubes por el horizonte
y el cielo se torna gris.
Comienza a llover,
el aguacero parece no tener fin.
¿Has oído ese grito, cargado de desesperación?
Otro grito lejano, otro grito mudo,
y otro grito más de desolación.
¿Has oído ese grito procedente de un corazón?
Viene lleno de llanto,
ya sin ninguna ilusión.
¡Ay! cómo le inflama la amargura,
cómo le colma el dolor,
brota de un alma pura,
arranca del desamor.
¡Ay! Otra vez se oye en el viento,
de alguna boca exhalado huye
como profunda aflicción.
Quizás, algún malvado delito
causa sea de tan doliente expresión,
y una lágrima gris, efímera y esquiva,
para esta injusticia cruel
tenga su recorrido disposición;
porque a poco que olvide
aquella eterna sinrazón;
para que su nacimiento sentido tenga
locura ha de ser su abrupta revelación.
Un poema precioso, trsite, profundo, conmovedor.
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