La comunicación nos permite comprender la sociedad en que vivimos, nos habla de la realidad conocida, pero también de lo que se queda en el mundo de los sueños. No hay nada más subversivo que el intercambio de nuestras experiencias
jueves, 18 de junio de 2020
Violencia verbal contra Iglesias y Echenique
Cuando hace ya bastantes años, en la facultad de CC. Políticas, nos enseñaban que, el fascismo es la doctrina que se caracteriza por la apología y el uso de la violencia y el autoritarismo, no pensé que un día no muy lejano lo vería campando alegremente por nuestras calles e instituciones. Lo había oído en boca de mi abuelo, que sí lo vivió, pero nunca imaginé que España involucionaría tanto como para tener que volver a escuchar cosas tan repugnantes como a las que hoy nos empiezan a acostumbrar algunos energúmenos desatados. Sólo el deseo represivo de la libertad que promueve la discriminación es capaz de algo tan abyecto. Estos fascistas representan el odio, los insultos y las agresiones.
Imbuidos de una supuesta autoridad moral, que por supuesto no tienen y mucho menos conocen, desprecian cualquier resultado electoral que no les favorezca a ellos, e intentan cambiar desde la violencia y las injurias todas las decisiones de este Gobierno legítimo y democrático. Minorías intolerantes entre las que se encuentran Vox y algunos exaltados del Partido Popular.
Frases como estas al vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, dedicadas por el concejal del PP en Novallas (Zaragoza) Eloy Valero, dejan claro cuál es su intención: “A ti lo mejor es pegarte un palizón y dejarte vegetal porque pegarte dos tiros es muy rápido, pedazo de mierda”, “a su madre le dio asco parirle”; o estas otras dirigidas a Pablo Echenique por el mismo personaje, “Eres un caracol baboso, arrastrado y cornudo”, “tendrías que estar agradecido a España por acogerte, cucaracha sin patas”; o esta, “pido todas las noches que cojan semejante infección de intestinos y páncreas que tengan que estar echando sangre por la boca y los oídos. Ojalá cuando pase esto los asesinen a la vista de sus mujeres e hijos”.
Este es el mejor ejemplo de lo que significa ser fascista, exaltación de la violencia, una de sus señas de identidad, amenazas, insultos vejatorios y falta total de resperto y humanidad. Si estas no son gravísimas ofensas, entonces que no vuelvan a decirnos que la ley es igual para todos, porque si hay raperos, cantantes e incluso gente sencilla acusados y condenados por menos, este borrico enloquecido, debería ser encerrado en un calabozo y con bozal, y tirar después la llave al océano para que no vuelva a ver la luz. Yo veo aquí ese misterio insondable de la crueldad humana, eso, o este exaltado tiene una descompensación de minerales en su bulbo raquídeo.
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La maldad es causa de muchas desdichas. Lógicamente sobre todo para quien la sufre; pero también para quien la ejerce, pues le degrada y degenera. Hoy parece que hay dos Españas otra vez. La de los buenos españoles (ellos) y la de los rojos malvados y bolivarianos (el resto).
ResponderEliminarEs entendible que a la gente de derechas no le guste un gobierno de izquierdas y que a la gente de izquierda no le guste un gobierno de derechas, lo que es incomprensible es convertir eso en una caza de brujas y eso, la derecha lo sabe hacer muy bien. Y en España hay mucha derecha rancia aún que subsiste desde el franquismo.
EliminarNo se entiende su constante negación de legitimidad democrática a la izquierda para gobernar. Lo estamos viendo por desgracia con esta pandemia, días duros, de lenguaje grueso, en los que los Abascal, Monasterio, Casado, älvarez de Toledo, García Egea, etc, han puesto al Gobierno a la altura del betún y se han propuesto desalojarlo por encima de cualquier otra consideración. Para lograrlo están dispuestos a aliarse con golpistas o hasta con el mismo diablo. Atacan con furia y sin razón y culpabilizan al Ejecutivo de ser el causante de las muertes por el Covid-19, por su radicalidad comunista, qué ridículo, pero no alegan los muchos años de recortes del Gobierno del PP, y para radical Ayuso y su negativa a hospitalizar a los ancianos de las residencias o a medicalizarlas en su defecto. Se empeñan en ignorar que los electores les han dado la espalda no por hacer política de derechas, sino por hacerla de extrema derecha.
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