jueves, 11 de junio de 2020

El Ingreso Mínimo Vital


El sistema de rentas mínimas debe verse desde la perspectiva de políticas de lucha contra la pobreza para cubrir las carencias que ha demostrado el Estado de Bienestar desmantelado por años de recortes y políticas de austeridad de la derecha, y como herramienta eficaz para evitar el crecimiento de la pobreza en España. La política de ayudas desarrollada por este Gobierno está dentro de una filosofía que acoge un modelo de rentas mínimas garantizadas, pero no condicionadas. Es un modelo diseñado para cubrir a las familias en situación de pobreza extrema y sus carencias básicas: gastos de manutención, vestido, calzado, vivienda y gastos puntuales que impliquen situaciones de emergencia. Hasta ahora, al no tener la garantía jurídica de derecho subjetivo, no alcanzaban a cubrir la demanda real de quienes la solicitaban, ya que siempre habían estado sujetas a presupuestos muy escasos.

La virulencia de esta pandemia y la crisis económica que ha traído como consecuencia de la paralización del país ha sumido a muchas familias en la extrema pobreza, y en una terrible espiral de marginación con el resto de la sociedad, todos hemos visto esas imágenes de interminables colas de espera para recoger unos escasos alimentos básicos. Esto explica porqué esta realidad no puede ser ignorada por más tiempo en nuestro país. Ya no es algo lejano, que sólo ocurría en otros países o que pertenecía a nuestra historia pasada de los tiempos oscuros del franquismo. El aumento de las familias en situación de pobreza ha vuelto a situar esta realidad como una de las grandes preocupaciones del momento. 

En general, esta respuesta se centra en aportar recursos frente a un problema de urgencia. Pero esto sólo permite a aquellos que la perciben sobrevivir, nunca avanzar realmente ni salir de la pobreza. Por eso, no entiendo a elementos despreciables como Aznar o Abascal, decir que esta ayuda potencia la mentira y el engaño, la vagancia y la relajación laboral de quien la perciben, está claro que no hablan desde la necesidad de esos que pasan hambre y ven a sus hijos pasarla también, no saben lo que es pasar miedo para proteger a los más pequeños.

Quienes viven en situación de pobreza se esfuerzan realmente por sobrevivir con dignidad, y nadie va a conformarse con 460 euros y cronificar su estado de supervivencia pudiendo optar a un trabajo bien remunerado. Porque, repito, esta gente sobrevive, no vive, esa es su realidad diaria. Pero, claro, desde su atalaya de grandeza, su sueldo vitalicio de 79.336 euros anuales, este hipócrita insolidario, se siente muy digno diciendo que como emergencia por unos meses vale, pero que prolongarla es potenciar la vagancia. Y lo dice desde Marbella, donde pasa la cuarentena con la ilustre Botella (no la de vino, que también), saltándose todas las medidas de seguridad. Estos son los españoles de bien, los de la España que madruga.

2 comentarios:

  1. Muy bien expresado. Y se llaman a sí mismos españoles buenos. Tengo a mi hija y a mi nieta que dependen de mí y de mi pequeña pensión y a estos miserables que están en la playa disfrutando con lo que todos les pagamos les duele una ridícula ayuda para subsistir como dices en tu escrito, porque ese dinero para poco más da y desde luego yo tampoco creo que nadie se conforme con vivir así mucho tiempo. Que España tan insolidaria la que estos pudientes representan. Gracias por decir estas cosas que no se deben callar. Un saludo.

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  2. i like your post. Thanks, kisses

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