Los españoles de izquierdas aguantamos todo. Que las derechas intolerantes se ríen de nosotros, transigimos; que mienten y nos llaman gentuza a la cara, disculpamos; que nos insultan y agreden, resistimos. Cuántas veces tendremos que templar nuestos instintos y no estallar en una ola de protesta contra tanto dislate. ¿Cuántas? Somos de naturaleza resignados y tolerantes, amnésicos y pacientes. Pero, ¿cuándo vamos a exigir responsabilid? Despertemos. La realidad es la que es. Un espectáculo deplorable.
Yo entiendo el derecho del otro a discrepar y llevar la contraria, pero sin ofender. No se trata solo de escuchar a quien dice lo que queremos oir. Hacerse oír no está reñido con respetar, pero sí lo está con usar el poder coercitivo, la mentira, el insulto o la falta de respeto.
Hemos llegado a un estado nauseabundo en el que lo políticamente incorrecto es precisamente lo adecuado. Parece que ese es el deber de esos “españoles de bien” o de esa "España que madruga". Hoy en día el intolerante es el dueño de todas las ideas y valores propios y contrarios. Los demás solo somos vagos, piojosos y maleantes.
Esta derecha está legitimando la persecución y la censura de ideas contrarias. Es ortodoxo promover abiertamente el odio a lo "progre", es totalmente lícito, no importa si se ofende o se incita al odio. Pero, eso sí, aquel otro que promueve ideas de progreso y avance, aquel que prioriza lo social ante el capital, es mala persona, comunista y todo aquello que se les ocurra, que es mucho, aún cuando solo defiende sus principios. Y lo que es peor, parece que cuanto más agresividad verbal se muestre más consistente se considera esa mentira infundada creada para perjudicar.
Al final, se trata de callar a todo aquel que se oponga a su plan de acabar con los valores, con las ideas evolutivas que hacen grande a un país y que han permitido históricamente la libertad y la democracia. Nos queda un arduo trabajo, debemos ser valientes, vamos a tener que aguantar que nos señalen, que nos llamen amorales, pero, en realidad, solamente así constuiremos un lugar donde se viva de manera libre y mejor. Y estos fanáticos, tendrán que aceptar esa gran realidad o sublevarse como hacen siempre y acabar con la soberanía de un pueblo libre para imponer su tiranía cobarde.
Está claro que la derecha española tiene muy mala fe, usa datos falsos como acicate para perjudicar así al Gobierno, pero es que con ello daña también a las familias españolas. Educación es lo que necesitan y responsabilidad. Pero bien que callan la gestión de la Comunidad de Madrid en esta pandemia y sus actos criminales contra los ancianos que viven en las residencias. Ya es hora de contestar a estos sinverguenzas y decir las verdades.
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