domingo, 16 de septiembre de 2018

España como nación






El origen de España como Estado o nación, con un territorio delimitado, una población más o menos fija, un ejército y un cuerpo diplomático podríamos decir que se abre con el acto de Constitución fallida de 1812. Es en aquella Constitución liberal donde, por primera vez, se recoge una definición de la “Nación española” como “la reunión de todos los españoles de todos los hemisferios”.

Es muy romántico pensar que nuestra historia como nación es más antigua, que somos el país más viejo de Europa, como afirmaba el mismo Mariano Rajoy y los individuos conservadores ansían. Pero no es verdad que España tuvo sus orígenes en 1492 cuando los Reyes Católicos lograron al fin reconquistar toda la península. Sólo fue la unificación de un número de reinos que formaban lo que hoy llamamos España.
Evidentemente, si nos remontamos al origen histórico del cual surge el conjunto de pueblos como embrión de lo que hoy es esta nación nos podemos remontar a tiempos de los visigodos.
Esa Hispania antigua, cuyo nombre proviene de los romanos fue transformada por la invasión musulmana y sólo podía ser reconstruida a partir de una entidad cultural y religiosa diferente a la que en los siglos VIII y IX subsistía en la península.
Esta fe o confesión fue el cristianismo, la religión católica. De ahí que cuando los Reyes Católicos conquistaron Granada, se llevó a cabo la denominada cristianización total de los habitantes de la península, pues tanto los musulmanes como los judíos fueron expulsados u obligados a convertirse al cristianismo.
Por otra parte hay quien reitera que España no existe como nación, que es una mixtificación, que es sólo un estado dentro del cual hay diversas naciones, todas ellas oprimidas por el simple hecho de estar sometidas a un Estado central.
El sentimiento nacionalista español surge con la guerra de la independencia -siglo XIX- aunque gran parte de la población no compartía ese sentimiento.
Las naciones no son sino construcciones históricas, un invento del hombre contemporáneo, como casi todo en política, pero sí, lógicamente existen. Las naciones son sentimientos de unidad, todo el mundo se siente parte de una comunidad cultural, esto es algo natural, otra cosa es defender fanáticamente un nacionalismo encendido que defiende una singularidad de carácter que considera irrenunciable, o un nacionalismo que no busca la igualdad entre las culturas, sino que trata de imponerse como principio rector, es decir, un nacionalismo basado en la opresión y el abuso ante otras naciones, un nacionalismo omnímodo y doctrinal.
¿Por qué nadie habla de un nacionalismo basado en el respeto y la solidaridad entre naciones, o de un nacionalismo internacionalista y tolerante?

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