martes, 21 de agosto de 2018

Legalización de la marihuana en nuestro país


El 19 de julio, Uruguay se convirtió en el primer país de América latina en el cual es posible entrar a una farmacia para comprar de manera legal marihuana dispuesta en un sobre de cinco gramos. Mejor aún es el hecho de que la marihuana es producida por el mismo Estado uruguayo, con su correspondiente sello de garantía de calidad.
Esto se consigue cuando un político comprometido y valiente pondera la razón y la verdad por encima del puritanismo obsoleto y el fariseísmo hipócrita de la herencia catequizadora. La llamada ley de la marihuana -Ley 19.172- que legaliza plenamente la venta y el cultivo del cannabis, se debe en gran medida a la progresista gestión del exguerrillero tupamaro José  Mujica.
La marihuana en las farmacias llega al consumidor con advertencias como las que hay en en nuestro  país en los paquetes de cigarrillos, mostrando los efectos dañinos que la adicción puede causar. Y las empresas contratadas por el Estado para producir la droga no pueden hacer publicidad ni poner sus nombres en los paquetes.
Si hoy la marihuana con fines medicinales es legal en Chile, Colombia, México y Argentina, es en parte por el ejemplo uruguayo.
En un mundo moderno y contemporáneo sano y abierto, encontrar una solución pacífica ante un tema tan comprometido, es una necesidad. Y desde un punto de vista de avance también un logro más de la excepcionalidad uruguaya.
Las políticas prohibicionistas sólo han demostrado su inutilidad en nuestro país. La gente la sigue consumiendo y además debe acceder a su obtención a través del mercado negro, lo que genera millones de euros en beneficios para los narcotraficantes. Demostrado queda hoy día que las personas no van a dejar de consumir porque sea ilegal. Por ello, para ayudar a la lucha contra el narcotráfico, debería despenalizarse el cannabis, una droga que no ha matado nunca y que es menos nociva que cualquier otra sustancia legal y socialmente aceptada como el tabaco.
La marihuana es una planta con multitud de propiedades medicinales y está dentro de nuestro derecho a la libertad individual consumirla sin ser criminalizados por ello. Además, también contiene numerosas vitaminas como omega 3 y 6 y ácidos grasos beneficiosos para la salud.
Cultivarla debería ser un derecho universal, para no tener que depender de las grandes farmacéuticas. Está demostrado que el cannabis no causa efectos secundarios ni a corto ni a largo plazo y tampoco es el causante de enfermedades graves. Ni si quiera es posible morir de sobredosis por esta sustancia.
Un estudio llevado a cabo en Rasquera (Tarragona) fundamentado en un proyecto para instalar una plantación municipal de cannabis sostiene que si se legalizara su consumo se podrían generar en España más 38.000 puestos de trabajo dedicados al cultivo y al mantenimiento de las asociaciones cannábicas.
Además se podría crear un IVA del cannabis que reportaría al Estado una cifra aproximada anual de 177 millones de euros. Y la creación de estos puestos de trabajo comportaría, según el informe, unos ingresos adicionales de 400 millones de euros para el Estado en concepto de Seguridad Social e IRPF.
En resumen, la legalización del cannabis genera beneficios. Primero por el propio ahorro del dinero que  gasta el Estado en la represión del tráfico y la vigilancia del consumo, y segundo, con los ingresos vía impuestos que generaría su venta fuera del mercado negro. Un cálculo realizado por la AMEC con datos de 2003 situaba en 2.500 millones de euros los beneficios económicos para el Estado español de la despenalización de todas las drogas, 1.500 en impuestos y otros 1.000 millones en ahorro de gastos, incluyendo lucha policial, juicios y gastos de los presos en la cárcel.

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