lunes, 6 de agosto de 2018

El poder de las grandes Empresas


Entre 2015 y 2016, el tipo general del Impuesto de Sociedades se redujo del 30% al 25% con el Partido Popular. Este recorte en su tramo de referencia, es decir, del gravamen sobre beneficios empresariales sirvió para que los impuestos pagados por las mayores empresas del país cayesen, en términos efectivos, del 20% al 19%.
El tipo efectivo que ingresan las grandes empresas ascendió en 2016 al 6,14%, por debajo del 7,54% anotado en 2015. El contratiempo es que este cálculo parte de comparar los impuestos pagados en España con los beneficios obtenidos dentro y fuera del país.
El nuevo Gobierno de Sánchez dispone diferentes medidas dirigidas a endurecer el Impuesto de Sociedades, Hacienda insiste en trasladar la idea de que las grandes empresas apenas pagan impuestos a base de presentar una serie de cálculos estadísticos que sólo genera confusión en este debate tan importante.
El debate sobre el empleo de deducciones para las grandes empresas es prioritario para la ministra de Hacienda María Jesús Montero. El Ejecutivo pretende imponer un tipo mínimo que estaría en torno al 15% y del que las empresas no podrían bajar al pagar su parte de impuesto de Sociedades. El tipo nominal de este tributo es en España del 25%.
Esto trae adherido un condicionante obligatorio, pues decidirse por un tipo mínimo en las grandes empresas que no permita aplicar deducciones posteriores implica que el tipo teórico no se adecua al real después de aplicar toda una arquitectura de deducciones.
En definitiva, el tipo efectivo sobre beneficio contable es del 6,1% en las grandes empresas frente al 9,9% que soportaban hace una década y muy lejos del 15,5% del resto de empresas.
¿Por qué las grandes empresas tributan un 40% menos que en 2007 ganando mucho más que en ese período?
Las grandes empresas multinacionales componen el indicativo de poder más importantes a escala mundial, y esto es por su volumen de actividad, por su capacidad de incidir sobre las economías nacionales, por su extensión sobre el conjunto del territorio mundial, y por la concentración en relativamente pocas manos de su poder de decisión. Se trata de uno de los ámbitos de intervención más potentes que podemos encontrar en el panorama político y social.
Muchas compañías multinacionales tienen más poder económico, más peso en medios de comunicación y más influencia internacional que muchos países. Un gobierno jamás debería estar supeditado a esta influencia.
El caso es que para cualquier país, y sobre todo para los que están en vías de desarrollo, cada vez es más complicado oponerse a los intereses de unas multinacionales cada vez mayores y más poderosas.


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