Mujica pasará a la historia como el líder más humilde y carismático, pero también como el impulsor de medidas atrevidas que han cambiado Uruguay.
Varias de las iniciativas de su gobierno encontraron tanto apoyo incondicional como oposición acérrima. Entre estas atrevidas iniciativas figuran la despenalización de la interrupción del embarazo hasta la duodécima semana de gestación, la legalización de la compra, venta y cultivo de marihuana bajo supervisión del Estado, y la aprobación del matrimonio homosexual.
Toda su vida Mujica ha tratado de hacer hincapié en que su felicidad no es conseguir dinero. Lamentando cuando la política es guiada por el afán de conseguir fondos. En una entrevistas Mujica subrayó que "a los que les gusta mucho la plata hay que correrlos de la política, porque si no, terminamos hipotecando la confianza de la gente".
Mujica ha vivido mientras ha sido presidente, en términos generales, igual que vivía antes de ser presidente. "Tiendo a vivir como la inmensa mayoría y la forma de vivir que tiene el pueblo uruguayo", aseguraba Mujica a RT en una entrevista.
Una vez Mujica dijo que mientras viva no vendería jamás su viejo Volkswagen Fusca, un jeque árabe le ofreció un millón de dólares por el automóvil, lógicamente él declinó la oferta.
Hace un tiempo el presidente uruguayo recogió con este mítico coche a un autoestopista en una carretera del departamento de Colonia, al suroeste del país . “No cualquiera ayuda a alguien en la ruta y menos un presidente", comentó el hombre asombrado. Pero sí el presidente Mujica, un hombre sencillo, un hombre antes que un presidente.
Resumiendo, los resultados de su gobierno de cinco años, el cuadragésimo presidente de Uruguay deja su país un poco mejor, al menos desde el punto de vista de la justicia social. Hoy tienen menos pobres e indigentes y el porvenir de Uruguay se dibuja como una sociedad más prometedora.
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